miércoles, 20 de mayo de 2009

Escudos humanos.



BASTA YA DE TANTAS GUERRAS Y A TANTO ARMAMENTO Y A OTRAS TERRIBLES INJUSTICIAS

Un grupo de cooperantes relata sus experiencias en misiones en las que se jugaron la vida sin saberlo.

La aventura, la osadía, el peligro... nada de eso se ajusta a sus inquietudes.

Isabel, Beatriz, Juan y Manuel son cuatro personas sosegadas, voluntarios de distintas organizaciones, que han pasado por momentos peligrosos en sus carreras solidarias.

"Cuando más riesgo corres es cuando crees que no hay peligro, que todo está tranquilo y no pasa nada".

La reflexión es de Manuel Sánchez, un cooperante de 31 años de Acción Internacional Contra el Hambre, que dejó la abogacía para subirse en un camión rumbo a Mostar.
Allí estuvo un año recorriendo los pueblos y aldeas que rodean la ciudad en un proyecto de seguimiento de niños enfermos. "Había zonas donde la población estaba aislada. Encontramos pequeños o ancianos que llevaban meses sin probar bocado y que tiraban de raíces, perros, gatos...".
En una de sus visitas a estas aldeas, los francotiradores croatas empezaron a asediarlos. "Fue angustioso. Volaba un proyectil cada diez segundos".
Se refugiaron en el sótano del cascarón de lo que en tiempos fue una casa y "nos encontramos a 25 personas, que no formaban familias porque todas están rotas". Entre ellas, un niño de seis años que llevaba nueve meses sin hablar, desde que vio cómo mataban a sus padres.
Cuando un tanque blindado español de las fuerzas de la ONU acudió a rescatarlos, Manuel y sus compañeros habían conseguido que el niño recuperara el habla. ¿El milagro?.

"Sólo le dimos un trozo de chocolate", dice M para celebrar el primer aniversario de la vuelta a su país tras exiliarse en México por los enfrentamientos entre el Ejército y la guerrilla.

Sólo faltaban diez días para la fiesta, pero no hubo celebración y sí una matanza: 10 muertos y 18 heridos.
Según el Gobierno, los indígenas provocaron a los soldados; según las víctimas y colectivos pacifistas, éstos entraron a traición "porque la paz Con los medios de comunicación tuve suerte, por mi lucha, no por otra cosa, y conseguí muy buenos reportajes y entrevistas en radio y TV.

Ya empecé a declararle la guerra con más fuerza y más mala leche. Es tan cruel e inhumano lo que me han hecho y siguen hoy, y me ponen tan difícil conseguir algo, aunque casi siempre lo consigo.
Lo único que admiro tanto de los más malos o más buenos es el respeto que me tienen. Saben secretos míos y les he pedido que no hablen o no publiquen y si lo hacen lo menos posible, y así lo han hecho.
Muy bien, ahí los admiro a todos, sabiendo lo que son, que sólo les gusta los chismorreos y el escándalo.
Quiera Dios que siempre sea así.
Pedí ayuda a los medios de prensa de fuera de España a ver si eran mejor que estos, y no me respondieron. Ni uno sólo, son todos iguales. Lo que más tengo que destacar es la mala leche y poca vergüenza que tuvo Felipe Giménez del ABC.

Le conozco de hace ya años. Estoy detrás de él para que saque un reportaje. Me dice que sí, pero ya está. Así años y años y ya por fin me dice que sí seguro. Me dijo que como soy tan conocida y tanto he salido en la prensa, mejor era sacarme con otros casos. Me pareció muy bien. Como yo conozco tanta gente... Me pidió que los llevara, quedé un día con 6 ó 7 personas y me dejó plantada con ellos. Alguno había tenido que pedir la tarde en el trabajo y haciéndole falta el dinero lo perdieron. Ni siquiera se dignó a llamarme y decirme que no puede ser.
Me costó pillar sofocones y conseguí que me diera otra cita, y sin saber si me volvería a hacer igual. Por mí, ya estoy acostumbrada a que me hagan esto y más, pero por los demás lo sentía más que por mí. Esta vez no me dejó plantada y, todo fue muy bien. Me dijo que dentro de una semana o dos lo sacaría. Yo me tuve que ir un mes a Castellón y de allí lo llamé varias veces. Casi siempre que lo llamaba me decía que lo iba a sacar la próxima semana, y que me iba a hacer algo especial. Que me iba a hacer famosa allí en Castellón. No me lo creí, pero jamás me podía creer lo que hizo. Volví a Madrid y todavía no lo había sacado. Intenté hablar con él, imposible. De la gente que llevé también lo intentó y le dijo que no lo iba a sacar, y recogieron las fotos, incluso la mía y me la dieron al cabo de 3 ó 4 meses o aún

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